Recuerdos de una época...

Translate

domingo, 31 de agosto de 2014

Locura.

El sonido es ensordecedor, noto, en la frialdad de un pasillo medio abandonado, como el latir de mi corazón llega a mis oídos hasta volverme loca, pumpum, pumpum, y otra vez, pumpum, pumpum. Trago saliva, dentro de mi ser siento una banda sonora, un repiqueo de mis pensamientos que me taladran. Respiro profundamente y oigo un chirrido. Me caigo, desvanezco, me sumerjo en un pozo que no sé si tendrá escapatoria.

Sonidos abrumadores me hacen despertar de mi aletargo, presto atención pese a estar desorientada. Escucho un pitido a lo lejos, grito de dolor; por error me mezo con ansias de salir hasta que mis esposas chocan entre sí haciendo un leve tintineo, ardo en dolor, desgarro con un grito el cielo y pierdo el sentido.

Pequeña ingrata, has vivido toda la vida sumergida en el silencio, vuélvete loca, destrúyete, extínguete, pero no vivas en este mundo si no soportas el ruido.

El tiempo lo es todo.

Tengo demasiadas cosas que no sé si es mejor callármelas o soltarlas, dejarlas escapar y allá ellas... Sé que te prometí esperar 70 años, y lo haré si hace falta pero para mí siento que ya han pasado 700, porque diariamente es un despertarme y no leer tu "Buenos días mi niña" o acostarme y no leer tu "Buenas noches, cari", porque diariamente es una lucha interna por fingir y sonreír o por llorar y decirte la verdad, que te quiero más de lo que he querido a nadie y que sé que jamás lo volveré a sentir porque nadie va a ser tú... Que me mata por dentro ser tan insoportable y gilipollas, que sé que a veces no piensas que soy así pero es lo que soy y un día vas a darte cuenta y vas a marcharte cansado de mí y de mis tonterías como hace todo el mundo conmigo... Pero no quiero, no esta vez, no me importa estar sola, sin nadie alrededor, sumergida en un poco a 100 metros de profundidad si sé que vas a estar ahí fuera esperándome, que no te vas a marchar, que no hay nada ni nadie más, porque llegaste a mi vida hace 8 meses y en poco tiempo te convertiste en alguien importante, que ahora eres indispensable de cierto modo en mi vida... Que me da miedo, mucho miedo que un día se pierda la oportunidad que me queda, que aparezca otra, que dejes de sentir algo por mí, me aterra pensar que puedo ser la creadora de tus dudas, que no sé si voy a saber vivir sin ti o si quiero hacerlo, que te amo, y no quiero, y es así, que no he sentido tantas ganas de querer matar a alguien por todo el daño que siento y a la vez de abrazarle y decirle que le quiero por darme la ilusión de levantarme un día más por tenerme en su vida aunque sea como amiga. Que me imaginé toda una historia de amor, una original y verdadera, y me quedé en el prólogo....
Siento como si se me partiera el alma, como si un dragón me lo hubiera arrancado de cuajo, como si no mereciese la pena seguir, porque duele y mucho porque odio estar así, porque siento que me quiero morir y egoístamente me digo que no me lo merezco que la culpa no es mía como para sufrirlo. Que me abrazo a tus regalos todas las noches antes de dormir para que te lleguen esos abrazos que no te puedo dar, para que me sientas contigo, que me quiero morir cada vez que siento que estás más lejos, que no quiero que se acabe, que quiero despertarme mañana y que me digas que nada de esto ha pasado, que es 24 de Julio y seguimos tan tontos y moñas como siempre, que no ha habido parones, dudas ni lágrimas... Que ha sido un sueño como el final de "Los Serranos".
No quiero que se acabe nada de esto que teníamos aunque de cierta forma ya se haya acabado. Quiero ir a Madrid, plantarme en la puerta de tu casa y decirte que eres imbécil por jugar con mis ilusiones, por hacerme daño, por no valorar lo que te quiero, por dudar de mis sentimientos, por hacerme romper la promesa de que no iba a llorar por nadie y menos por un tío, que eres idiota por no fijarte en otras o hacerlo, por tenerme en un sufrimiento constante que desconoces por miedo a que te fijes en otras, pero a la vez, tengo ganas de ir y gritarte que te quiero, que me perdones y de pedirte un beso... Pero ni lo uno ni lo otro.
Me queda abrazarme a mi conejo y dormir con tus regalos bajo la almohada, suplicando soñar contigo porque será del único modo de poder estar cerca de ti y a la vez queriendo no soñarte para olvidarme por un rato de todo esto, para evadirme y despejarme, para ser consciente que esto es un punto y aparte, y que quizás más hacia delante viene el punto y final...
Pero me toca esperarte, que tú me digas, que tú elijas y tú decidas, que tienes la última palabra aunque eso signifique vivir así 69 años y 11 meses más. Esperándote.

sábado, 30 de agosto de 2014

Lo que pudo ser y no fue.

Hoy es un día raro para mí, no estoy mal, pero no estoy bien, no sé cómo estoy sólo sé que te echo de menos, pero por lo que pudo ser y no ha sido... Hoy, ya estaría contigo, habría cogido un autobús para estar más cerca de ti, qué más dan 5 centímetros que 300 kilómetros si eso iba a significar verte, pero ya no es así...
Desde que planeé mi visita, sentí que era este fin de semana, pero al final no fue... Y la verdad, no sé cuándo va a ser, y me pueden los nervios y la impaciencia de saber cómo será abrazarte...
No quiero un cuento de hadas o una película de amor, sólo quiero abrazarte, saber cómo sería eso... Sólo quería saber qué posturas decidiríamos espontáneamente como la más cómoda para fundirnos en un abrazo, para saber cuál sería el aroma que desprenderías y cuál sería el olor de la esencia de nuestros aromas mezclados. Sólo quería saber cómo sería esa atracción que sentiríamos el uno por el otro atrayéndonos a caer rendidos en los brazos del otro. Sólo quería saber cómo mi ritmo cardíaco se agitaría estando contigo, al límite del infarto para que a medida que aumentase la estrechez de nuestros lazos se relajaran de tal manera que fueras lo más natural para él. Sólo quería saber si lloraría por poder estar por fin abrazada a ti, porque es algo que ansío como la vida misma. Sólo quería saber si nuestras manos encajarían cual puzzle perfecto cuando nos las cogiésemos. Sólo quería saber cómo sería la calidez de tu aliento en mi cuello mientras mi cabeza descansa en tu hombro. Sólo quería saber si después del primer abrazo, de mi llorera, de las pulsaciones y todas esas sensaciones, si nuestras respiraciones se volverían acompasadas al estar uno contra el otro o si por el contrario cada una elegiría una velocidad y fuésemos como caballos libres en una pradera intentando alcanzarse...
Sólo quería saber, cómo, después de todo, sería sentirte conmigo sin obstáculos, pero ahora mismo, no sé cuándo será posible porque si no hubiese pasado lo que sucedió ahora mismo, ya habrían resuelto todas las dudad que ahora se han convertido en un "te echo de menos".